Resistencia histórica a reconocer lo originario

 Retrospectiva de declaración del Día de la Raza

Hasta el año 2001 se celebraba en Venezuela, cada 12 de octubre, el "día de la raza". La mencionada fecha fue escogida por el Congreso de los Estados Unidos de Venezuela mediante un acuerdo el 11 de mayo de 1921, siguiendo la iniciativa del Ejecutivo Federal, que promovía la celebración en aras de exaltar la colonización emprendida por los europeos en el continente americano en el año 1492, y a lo que ellos llamaban "descubrimiento".

El acuerdo del congreso alegaba que sería "aniversario del día para siempre memorable en que el inmortal Colón, iluminado por un genio y protegido liberalmente por la insigne y preclara Reina Isabel la Católica, descubrió el Nuevo Mundo, abriendo amplios horizontes a la inteligencia y a la actividad del hombre, encendiendo el sol de la civilización en estas regiones entonces ignoradas y poniéndolas bajo el amparo de la gloriosa bandera española".

Se evidencia que para el congreso venezolano de ese tiempo la población indígena carecía de inteligencia, olvidando intencionalmente que, en el año 1499, a la llegada de Alonso de Ojeda y acompañado de Américo Vespucio, se encontraron con viviendas construidas sobre estacas de madera que las sostenían por encima del nivel del agua. Además, contaban con su propio lenguaje y forma de vida.

También se justificaba la iniciativa del congreso diciendo "Que la declaración de fiesta nacional de esa fecha, que se ha venido celebrando como día de la Raza en los pueblos de habla española, contribuirá más, si cabe, a estrechar los tradicionales e indestructibles vínculos de afecto que unen a Venezuela con la Madre Patria".

Vuelve a ponerse de manifiesto la sumisión y la mentalidad inducida a través de generaciones de ver a los colonizadores, esclavizadores y asesinos de los pueblos originarios como si fueran los héroes que salvaron de la barbarie a las tierras “descubiertas”.

A través de la Ley de Fiestas Nacionales, el 11 de junio de 1921, se hace efectiva la incorporación del 12 de octubre al calendario de celebraciones nacionales, como Día de la raza. Dicha ley fue derogada por la Ley de Fiestas Nacionales del 17 de junio de 1971, pero se mantenía invariable la indicativa de celebrar el día de la raza cada 12 de octubre.

 

Punto de quiebre en el concepto de la celebración

El 10 de agosto del año 2002, a través del decreto N° 2.028, publicado en la gaceta oficial extraordinaria N° 5.605 de la misma fecha, el presidente Hugo Chávez, considerando entre otras cosas:

Que la diversidad cultural y étnica presente en todos los pueblos antes y después del origen de Venezuela, es hoy un hecho irrefutable y forma parte de nuestra herencia histórica…”

Que la importancia de la historia como eje cohesionador de la vida social de una nación, fuente de referencia en valores y de la visión propia como pueblo, hace impostergable e ineludible para el proceso de Refundación de la República como una Nación pluriétnica y pluricultural, superar los prejuicios coloniales y eurocéntricos que subsisten en el estudio y enseñanza de la historia y la geografía

Que los pueblos Indígenas del mundo y particularmente los de América, han dado y seguirán dando sus aportes irremplazables en la configuración de una rica sociodiversidad…”

decreta que el 12 de octubre de cada año se conmemore el Dia de la Resistencia Indígena;

destinado a reconocer nuestra autoafirmación americanista por la unidad y diversidad cultural y humana, reivindicando tanto a los pueblos indígenas de América como los aportes de los pueblos y las culturas africanas, asiáticas y europeas en la conformación de nuestra nacionalidad, en el espíritu del diálogo de civilizaciones, la paz y la justicia”.

 

Falta de empatía de la población

En Venezuela, como consecuencia del decreto mencionado en las anteriores líneas, se emprendieron iniciativas que van desde la creación de un Ministerio para los Pueblos Indígenas, la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas, entre otras que promovieran la visibilización de estas comunidades presentes en el país.

Sin embargo, a pesar de esas iniciativas, la población venezolana relega lo relativo a los “pueblos indígenas” a quienes vivan alejados de la “civilización” y apartados de los avances tecnológicos propios del tiempo en su andar. Ese concepto excluyente y discriminador les hace creer que no pertenecen a esa herencia que por siglos ha sido la protagonista de la realidad venezolana, la presencia indígena, aborigen, denominada errónea y despectivamente “india” por sus “descubridores”.

La naturaleza de esa forma de pensar se desprende la “educación oficial”, que en los libros de historia que usaba en las escuelas enseñaba a los niños a rendir culto y homenajear a los invasores y conquistadores, además de sembrar vergüenza y desprecio por todo lo hiciera referencia a lo indígena.

 

Necesidad de fomentar la educación originaria

Aunque en la psique del venezolano el término “indígena” genera una reacción automática de rechazo, debido a la inoculación extranjera de la idea de sentirse superior por ser “civilizado”, es necesario acudir a redimensionar el término “indígena” y absorberlo dentro del término “originario”.

Al entender que los europeos no descubrieron nada porque ya había una población en desarrollo en nuestras tierras, podemos comenzar a comprender que nuestros ancestros fueron el origen de las culturas milenarias que ya existían a la llegada de los invasores.

Al entender que en vez de un “descubrimiento” lo que hubo fue una despiadada invasión en contra de nuestros primeros pobladores, comenzaremos a comprender que todo lo que se había enseñado sobre la Historia de Venezuela estaba basado en los puntos de vista de quienes cometieron saqueos, violaciones, asesinatos y esclavizaron a los que se pusieron a su barbarie.

 

Momento de recuperar el orgullo de sentirse originario

Es necesario entonces aplicar métodos, aprovechando las nuevas TICs, que permitan dar a conocer la verdadera historia, descubierta desde las mismas líneas escritas por los invasores, en donde se encuentra oculta y silenciada la versión de los pobladores originarios. Así se lograría cambiar, de sentir “vergüenza” de saberse indígena a sentirse orgulloso de saberse descendiente de la población originaria que siempre habitó sus ancestrales territorios.

También se deben aplicar acciones para descolonizar la memoria y revalorizar la presencia originaria en Venezuela. Revisar los monumentos y nombres de plazas, ciudades y parques para evocar en cada caso la memoria de las acciones de defensa de cada pueblo originario.

De esta manera podremos entender que ser originario no significa quedarse congelado en el pasado sino más bien adaptarse a los cambios y avances de la ciencia y la tecnología, manteniendo presente de dónde venimos y por qué estamos aquí y ahora.

 

Fuentes:

Leyes y Decretos de Venezuela 1921

Decreto del Día de la Resistencia Indígena. 10 de octubre de 2002

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